Desde diciembre de 2018 el lugar se encuentra sin actividad y con deudas, pero los empleados continúan cumpliendo servicio y recibiendo un pago semanal de aproximadamente $2000.
El dueño aún no presentó la quiebra de la compañía y tampoco ofrece certidumbres sobre el destino de las personas que allí tienen su fuente laboral.
Son más de 200 los empleados y sus familias los que aguardan respuestas.